La Charla del Camino trata sobre cómo el trabajo y el activismo pueden convivir, y lo cuento a través de mi experiencia personal y profesional con Fauna Querida.

Fauna Querida es mi marca, pero cada vez más me doy cuanta que es un sendero hacia el autoconocimiento, que me fue conectando con mis propios intereses, y mi necesidad de dejar este planeta mejor de lo que lo encontré. 

En el camino del hacer y la creatividad responsable fui entendiendo que toda la información que recibimos sobre los animales -a través de los manuales escolares, los dibujos animados, los juguetes, la publicidad y las industrias- no los refleja de forma íntegra. Este es un camino de conexión y empatía por todo aquello que hace a nuestro planeta. 

Una pista del camino: todas las señales que necesitamos para encontrarlo están en nuestro interior y, sobre todo, en la infancia.

Necesitamos hacer un viaje profundo hacia adentro y conectarnos con nuestra esencia, que no es estática, para entender cómo podemos convertir la pasión, las habilidades y los intereses en un servicio para la naturaleza y los seres que la habitan. 

Para ello vamos a tener que superar todo tipo de obstáculos, bucear dentro de nuestros miedos y nuestras barreras auto-impuestas. Tendremos que usar estos aprendizajes para ayudar a otros.

Por otro lado, cada vez más, el trabajo debe ser activismo. Hoy el karma climático nos está mostrando que ya no se puede crear por crear. Debemos crear con responsabilidad; responder a nuestra esencia en igual medida que debemos responder a las necesidades imperiosas de nuestra Madre Tierra.

En el camino encontraremos aliados, amigos, enemigos, maestros, guías espirituales y todo tipo de figuras. Y eso lo hace súper emocionante.

La Charla del Camino es de ida. Vamos a conectarnos con las señales de este planeta lleno de vida y con la sensibilidad. Tratar de dejar la egolatría humana de lado y volver a situarnos en un lugar de servicio, que al final es lo que más llena el espíritu.